Ministrando después de la muerte de George Floyd

“No puedo respirar…”

“Mama, mama…”

“Necesito agua… No puedo respirar.”

Estas son las palabras que nos mantuvieron a mi esposa, a mí, y a nuestros dos hijos adolescentes pegados a la pantalla, mientras veíamos cómo la vida de George Floyd se desvanecía lentamente, mientras un oficial de policía blanco se arrodillaba sobre su cuello. Sí, estábamos mirando los últimos momentos de la vida de un hombre, acostado sobre el pavimento, esposado, rogando por aire, agua, por su mama, con la rodilla de un hombre cruel sobre su cuello. Lágrimas, tristeza y dolor llenaron mi corazón mientras mi estómago se tensaba de ira. El humano en mí sabía que esto tenía que estar mal. El ciudadano de los Estados Unidos en mí, sabía que esto era definitivamente ilegal. El cristiano en mí sabía que esto era pecaminoso; un mandamiento definitivamente fue quebrantado. Y el pastor en mí supo con toda seguridad que esto fue moralmente reprensible.

Mientras miraba con horror, supe que algo tenía que hacerse. Yo tenía que hacer algo, pero ¿qué puede hacer un pastor y un discípulo de Jesús ante la injusticia, la discriminación, y el crimen? 

Aquí tenemos algunas cosas que podemos hacer para comenzar:

Orar

Ora por la familia de George y las familias de otros que han sido asesinados injustamente. Ora por las comunidades que han sido victimizadas por el prejuicio y continúan sufriendo por el racismo y la discriminación hoy día, no solo en Minneapolis, pero ahí en tu ciudad. Ora por los causantes de la injusticia y el crimen, independientemente de sus acciones despreciables. Jesús murió por ellos también.

Conéctate

¿Llama, envía un mensaje de texto, llama vía FaceTime a una familia afroamericana, a un colega, un amigo, y pregunta “¿Cómo estás?” Escucha y ofrece tus condolencias de forma genuina.

Aunque todos deberíamos estar desconsolados y enfurecidos por este acto de violencia y los otros que lo han precedido, sabemos que nuestros hermanos y hermanas afroamericanos están sobrellevando la mayor parte del dolor. Son los padres afroamericanos quienes se preocupan mientras sus hijos salen a correr o a manejar, sabiendo que algo malo puede suceder en cualquier momento. Ellos tienen el derecho de sentirse de esa manera por su historia pasada y actual; una historia que otras comunidades no han experimentado o sobrellevado. Sus preocupaciones, ansiedades y temores son reales. Nuevamente, este es el momento de apoyar a nuestros colegas y comunidades afroamericanas. No deberían tener que soportar el dolor y defenderse al mismo tiempo.

Habla

Usa tu plataforma para hablar en contra de lo que está mal, denuncia el racismo, la discriminación, y demanda el cambio. Esto es algo que todos los discípulos de Jesús pueden hacer; pero los pastores son líderes, no solo dentro de las paredes de la iglesia, sino también más allá, en la comunidad. Como discípulos de Jesús, somos la brújula moral en nuestras comunidades y la voz espiritual en nuestra nación. No debemos renunciar al mandato dado por Dios. No estamos aquí para hacer eco de lo que otros, que no están sintonizados con Dios, están diciendo. 

No aceptes el argumento irreal y falso que continúa vigorizando a los racistas, abusadores y delincuentes, que propone que abogar por el derecho de la vida de las personas, es un asunto político. No es político. Es humano, es correcto, y Jesús hubiese hablado sobre ello. Como sus seguidores, ¡deberíamos hacer lo mismo! Como discípulos de Jesús y ministros del evangelio, es nuestro deber defender la santidad de la vida y hablar sobre el derecho de vivir, no solo de los no han nacido, sino también de los nacidos.

Si la muerte de George Floyd te molestó, si sientes que fue moralmente irreprensible, por favor, no te quedes callado. Di algo. Si crees que Eric Garner, Ahmaud Arbery, y muchos otros nos fueron arrebatados demasiado pronto debido al racismo, habla. Usa los dones e influencia que Dios te ha dado para bendecir a tu comunidad. Quedar callado ante el dolor humano, la discriminación y el abuso, no es una característica de los seguidores de Jesús. La reina Ester no lo hizo, ni el apóstol Pablo, ni Jesús. Es hora de dejar en claro que, como discípulos de Jesús, no defendemos la discriminación, la injusticia y el asesinato.

La Biblia es Clara:

“Levanta la voz por los que no tienen voz;

¡defiende a los indefensos!

Levanta la voz, y hazles justicia;

¡defiende a los pobres y a los humildes!” (Proverbios 31:8-9)

___

El Pastor José Cortés, Jr. es Director Asociado de la Asociación Ministerial y dirige el área de Evangelismo, Plantación de Iglesias y Misión Global Adventista para la División Norteamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Previous
Previous

Pandemia de Racismo

Next
Next

La Pandemia Debe Irse, Pero Estás Cosas Tienen que Quedarse