La Pandemia Debe Irse, Pero Estás Cosas Tienen que Quedarse
Su nombre es Liz; ella es una maestra de ciencias jubilada que vive a unas seis casas de la nuestra, en nuestra propia calle, y anoche le dio la bienvenida a nuestra familia al vecindario mientras caminábamos a nuestro perro. No hay nada de malo con eso, a menos que sepas que hemos estado viviendo en este vecindario por más de cinco años. Lo sé, es totalmente vergonzoso que nuestra familia, seguidores de Jesús, cristianos, adventistas del séptimo día, que aman a Dios y aman a las personas, no habíamos conocido a nuestra vecina, que vive a tan solo seis casas de la nuestra.
El asunto es que, antes de la pandemia, yo pasé una cantidad significativa de mi tiempo viajando, Joanne, mi esposa, estaba super ocupada en la oficina (y recientemente pastoreando), y nuestros hijos en la escuela y otras actividades. Bueno, yo sé que probablemente tú sabes como se siente, todos estamos súper ocupados con muy poco tiempo, así que tal vez te puedes relacionar.
Así que, ¿Qué cambió? ¿Qué hizo posible que camináramos despacio por nuestra calle y conociéramos a nuestra vecina Liz por primera vez en cinco años? la pandemia sucedió, ¡y eso hizo que cambiara todo! De repente, nuestra familia puede caminar por nuestro vecindario, como nunca habíamos tenido el tiempo de hacerlo. Habiendo dicho eso, nunca me escucharás decir nada positivo sobre la pandemia porque es cruel y maléfica. Se ha llevado la salud de millones, ha causado la muerte de cientos de miles, incluyendo muchos amigos y seres amados, y ha traído nuevos niveles de temor y ansiedad a la humanidad. Nunca me escucharás decir que este es nuestro mejor momento, porque no lo es. Los hospitales se están quedando sin camas y las funerarias no dan abasto. Tampoco me oirás decir, lo que he escuchado a algunos cristianos decir e implicar, que Dios envió la pandemia para castigar al mundo por nuestro pecado. La mejor manera para Dios de lidiar con el pecado fue enviando a Jesús, no la pandemia. Dios quiere salvar a los pecadores, no matarlos. Dios no envió la pandemia, pero sí nos envió a ti y a mí para que respondamos a la pandemia.
He sido animado por medio de mis conversaciones con cientos de pastores a través de Norteamérica en estos tiempos de crisis. Sus respuestas a la situación actual han sido impresionantes. Estas conversaciones han traído a la superficie ciertos principios que, tal vez siempre debimos haber seguido, pero que de seguro debemos mantenerlos en nuestra mente, no solo ahora, pero en el futuro.
He sido animado por medio de las respuestas que nosotros, como individuos y cómo iglesia, hemos tenido en este momento de crisis. La pandemia terminará, pero estos principios deben permanecer después que la pandemia haya desaparecido.
1. Las Personas Son Más Importantes - Durante años veneramos nuestros edificios e invertimos grandes cantidades de dinero en la compra y mantenimiento de nuestros templos. Después de dos meses, todavía veo a personas referirse a la iglesia como una que está cerrada, simplemente porque el edificio está cerrado. Aunque miles de edificios de nuestras iglesias han sido cerrados y permanecen bastante inútiles durante más de ocho semanas, la iglesia todavía está abierta, porque la iglesia es la gente, no el edificio.
2. Compasión - La gente cuidando de otros y están pendientes de nuestros ancianos. Los bancos de comida alimentan a miles en colaboración con el gobierno de la ciudad/estado. La tutoría en línea. Iglesias recolectan equipo médico para donar al personal médico que se encuentra en la primera línea. Las celebraciones de cumpleaños estilo “drive-by”. Iglesias que ayudan a familias que perdieron sus empleos. Todo esto también debería quedarse cuando la pandemia desaparezca. La compasión funciona durante la pandemia, pero también después de la pandemia. No dejes que la compasión muera después de que la pandemia se haya ido.
3. Grupos Pequeños/Grupos Pequeños Virtuales – Yo he asistido a grupos pequeños en inglés y en español durante la pandemia. He experimentado un sentido de comunidad y he visto caras felices, caras tristes, sonrisas y lágrimas. Hemos compartido testimonios y discusiones animadas sobre temas relevantes, y las escrituras durante las últimas semanas. La gente necesitará todos esos componentes después de que la pandemia desaparezca. Los grupos pequeños son una excelente herramienta pata establecer la construcción de la comunidad, las relaciones y una misión relevante. Los grupos virtuales hacen que aún sea más fácil para que las personas participen durante una semana ocupada ya que no se necesita tiempo extra para prepararse, vestirse y manejar.
4. “Iglesia de Todos los Días” en Lugar de “Iglesia Una Vez a la Semana” - Somos dueños de edificios que cuestan millones de dólares que abren durante cinco o seis horas a la semana durante los horarios regulares (servicio de iglesia y reunión de oración). Durante la pandemia, he visto iglesias que se reúnen temprano en la mañana para orar, en la tarde para culto de mediodía, y en la noche para los grupos pequeños. Cuando voy a mis redes sociales, siempre hay varios predicadores en ese momento, independientemente de la hora del día o de la noche. ¡Esto es algo asombroso! Nos hemos convertido en la iglesia de los siete días, en lugar de solamente la iglesia del séptimo día. O, mejor dicho, "la iglesia de las 3 horas del séptimo día".
5. Uso de Tecnología y Redes Sociales - La pandemia ha ayudado a muchos, incluso a algunos que consideraban la tecnología como algo negativo, mundano y malévolo, a comprender que, sin tecnología, es difícil mantenerse en contacto y operar como iglesia durante este tiempo. Aquellos que usaban la tecnología antes de la pandemia, están bien adelantados. Aún así, he visto a un pastor pasar de la ausencia de medios, a tener servicios con 100 dispositivos conectados en línea, además de las personas conectadas en Zoom. Estoy agradecido por los pastores y las iglesias que están dispuestas a aprender, estrechar sus alas, y sacrificarse para continuar alcanzando a sus congregaciones y comunidades.
6. Empoderamiento y Aceptación de las Generaciones más Jóvenes y Creativas - Estas son personas que debieron haber sido abrazadas y empoderadas desde un comienzo, pero ahora la iglesia las necesita más que nunca. El otro día vi a un pastor que predicó todo su sermón con la imagen al revés en Facebook Live. Me sentí mal por él. ¡Me preocupaba que su sangre se le subiera a la cabeza 😉! Al siguiente día noté que la imagen estaba derecha. Le pregunté: "¿Qué pasó?" La respuesta fue: "algunas de las personas más jóvenes me ayudaron a arreglarla". Las generaciones más jóvenes y los creativos son nuestros hijos y nietos. La mayoría son nativos digitales; tienen regalos que a muchos de nosotros no se nos han dado. Después de la pandemia, es mejor que nos quedemos con ellos, los abracemos y capacitemos. La tecnología no es malévola; todo depende para qué la uses. Las generaciones más jóvenes y los creativos pueden ayudar a los pastores y a la iglesia a usar la tecnología y las redes sociales para propagar el evangelio.
7. Colaboración – La colaboración que he visto entre pastores, ancianos, iglesias, las instituciones y algunos ministerios durante la pandemia, se encuentran en su punto más alto. El espíritu de cooperación siempre triunfará sobre el espíritu de competencia. "Estamos juntos en esto" necesita ser una realidad que dure mucho más allá de la pandemia.
La pandemia va a terminar, pero la importancia de las personas, la compasión, los grupos pequeños, la iglesia de los siete días, el uso de la tecnología y las redes sociales, el empoderamiento de las generaciones más jóvenes y creativas, ¡y la colaboración entre todos, tiene que permanecer!
La pandemia tiene que irse, ¡pero estas cosas necesitan quedarse! Incluyendo las caminatas con mi familia por el vecindario.
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El Pastor José Cortés, Jr. es Director Asociado de la Asociación Ministerial y dirige el área de Evangelismo, Plantación de Iglesias y Misión Global Adventista para la División Norteamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.