Una Conspiración en Norteamérica
Espero con ansias el día en que nuestra iglesia sea conocida por la Compasión y el Amor por la humanidad en lugar de por las cosas a las cuales nos oponemos. El día cuando suceda esto, estaremos en una gran compañía histórica, porque estaremos en compañía de Jesús. Cuando caminó en esta tierra, Jesús se hizo conocido por demostrar su amor por las personas de todo trasfondo y origen. Dijo él: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”(Juan 13:35). Este no es tan solo un llamado a la unidad de la iglesia entre los creyentes, sino que este pronunciamiento extiende su amor mucho más allá de eso, y explica por qué la gente se sentía atraída hacia él. La gente sentía atracción por Cristo porque se sentía segura y amada en su presencia.
A medida que nos preparamos para el Día de Esperanza y Compasión, tengo la profunda convicción de que una Conspiración de Compasión, que trae esperanza a la gente en nuestras ciudades, vecindarios, y comunidades es posiblemente una de las necesidades más grandes de la Iglesia Adventista en Norteamérica.
Si queremos que esa conspiración se haga realidad, se necesita que todos nosotros colaboremos juntos, en todas nuestras iglesias, instituciones y organizaciones, de manera regular, como si todos hubiéramos planeado hacerlos juntos, y todos al mismo tiempo. ¿Puede imaginar qué sucedería si el adventismo de Norteamérica llegara a ser sinónimo de Compasión? ¿Qué pasaría si, cuando las personas caminaran y pasaran junto a nuestras iglesias, pudieran ver las puertas abiertas y hermosos carteles visibles que anunciaran los servicios para satisfacer las necesidades físicas y espirituales de la comunidad? ¿Qué sucedería si la gente pudiera vernos a nosotros, los adventistas, fuera de nuestros edificios de manera regular haciendo el bien, así como lo hizo Cristo? ¿No piensas que esto traería mucha esperanza?
Hay algunos conceptos que necesitamos tener en cuenta si queremos que la iglesia llegue a ser los Ojos, el Corazón, las Manos y los Pies de Cristo en la comunidad. Fíjate en lo siguiente:
Relevancia: Después de leer uno de mis blogs anteriores, alguien me preguntó cuál era mi definición de “relevancia”. Relevancia es estar ahí cuando alguien nos necesita. Una iglesia que está a la disposición de sus miembros y su comunidad cuando estos tienen una necesidad es una iglesia relevante. Pero me atrevería a decir, no tratemos de ser relevantes, solo estemos presentes cuando la gente nos necesita. Olvidate de la relevancia, estate presente en tu comunidad, especialmente cuando la gente te necesita.
· Cuando hay una tormenta en su zona, ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia?
· Cuando una casa se quema por completo en su calle, ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia?
· Cuando se produce una muerte en una familia de la comunidad (fíjese en la sección de Necrológicas del periódico), ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia?
· Cuando en la comunidad hay gente que pasa hambre, ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia?
· Cuando en su pueblo hay inestabilidad civil, ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia?
· Cuando en su vecindario hay altos niveles de obesidad, ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia?
· Cuando se organiza una maratón, una feria callejera, un desfile en el lugar donde vive, ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia?
· Cuando hay miles que juegan al baloncesto, al fútbol y al sóftbol en los parques de la ciudad, ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia?
· Cuando su ciudad o su estado tiene la necesidad de nuevos líderes, ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia? ¿Puede un miembro de iglesia postularse a las elecciones y contribuir a producir los cambios necesarios?
· Cuando miles de personas pasan caminando junto a su iglesia todo el tiempo, ¿de qué manera puede estar presente tu iglesia?
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Regularidad: Ser una bendición para la comunidad mediante actos de amor y compasión de vez en cuando no es suficiente. Aún recuerdo mi conversación con John, un hombre sin hogar en el centro de la ciudad de Troy (Nueva York), él me dijo: “La gente no confía en algunas iglesias porque vienen y nos ayudan, pero después desaparecen y nunca más sabemos de ellas”. ¿Te suena familiar esto? Un evento de compasión de vez en cuando puede ayudar, pero no es suficiente. El Día de Esperanza y Compasión ha sido apartado como una celebración de lo que hacemos cada semana en nuestras comunidades, no como el único día del año en el cual nuestras iglesias salen y bendicen a nuestras comunidades. Si solo servimos a nuestras comunidades un día al año, posiblemente nos estemos haciendo mas daño que bien, y a lo mejor hasta estemos creando desconfianza y animosidad con aquellos que tienen necesidad alrededor de nosotros.
La gente no confía en alguien que ven solo de tanto en tanto. Las iglesias que se interesan siguen regresando fielmente, y no vienen tan solo una vez al año justo antes del comienzo de una campaña de evangelización, porque la gente se da cuenta de eso. Es tiempo de que nuestras iglesias adventistas lleguen a ser un elemento permanente y activo en los espacios públicos de nuestras comunidades, allí donde se los necesita.La compasión no era tan solo un evento en la vida de Jesús, sino un estilo de vida. Lo mismo se aplica a su iglesia.
Identidad: Es fundamental que las personas sepan quiénes somos cuando les ministramos en nuestras comunidades. Si no saben quiénes somos, ¿cómo regresarán alguna vez cuando tengan alguna necesidad? ¿Cómo se pondrán en contacto con nosotros cuando necesiten una oración o sientan que el Espíritu Santo los impulsa a asistir a los cultos de la iglesia o a inquirir sobre temas espirituales? Al ministrar, tengamos siempre una tarjeta, donde figure el nombre de nuestra iglesia, la dirección, el número de teléfono y la dirección electrónica. De esta manera la gente sabrá cómo contactarse con nuestras iglesias cuando tengan alguna necesidad física o espiritual.
Objetivo: Las personas les preguntarán: ¿por qué están haciendo esto? Muchos sospecharán que lo están haciendo porque tienen una intención oculta. Debe de ser claro de que nuestro deseo es la salvación de cada individuo con el cual nos pongamos en contacto, y el de hacer de ellos discípulos para que puedan unirse a nosotros para compartir el amor de Dios en este mundo moribundo. A pesar de esto, es importante que aprendamosvde Jesús, quien de manera regular mostró su amor de maneras prácticas sin ninguna intención oculta. Jesús no bautizó a todos los que alimentó, sanó y bendijo, no los enlistó a todos como discípulos o miembros del establecimiento de la Iglesia Primitiva, pero sin embargo los alimentó, sanó y bendijo. Cuando las personas nos pregunten por qué estámos haciendo esto, podemos decirles:“Estamos mostrando el amor de Dios de maneras prácticas”, y estar dispuestos a seguir siendo Jesús para ellos. Al igual que Jesús, no bautizaremos a todos, pero al menos les quitaremos el hambre y les daremos esperanza.
Trabajo conjunto: Como iglesia, debemos recordar que no estamos en una isla. Hay organizaciones e instituciones gubernamentales, privadas y religiosas que ya están haciendo una diferencia en la comunidad. Ellas tienen acceso a una cantidad de recursos y, en ocasiones, carecen del recurso más importante, que no es financiamiento, sino voluntarios. Asociarse con esas entidades puede ser una bendición para la comunidad, para la organización y para la iglesia. No tenga temor de trabajar en sociedad; usted no tiene por qué reinventar la rueda, y nuestra iglesia no pierde nada cuando se asocia con otros para ayudar. Hay también individuos y familias acaudalados que están buscando con quién asociarse. A lo mejor no quieran asistir a la iglesia, pero quieren invertir parte de su dinero para beneficiar a personas y comunidades. La “pobreza” de las personas con dinero es la necesidad de usar sus habilidades y dinero para ayudar a mejorar la vida de las comunidades.Algunas de estas personas estarán dispuestas a asociarse con tu iglesia en un programa de mentores para después del horario escolar, en la distribución de alimentos, clínicas de salud o consejería, el trabajo por las madres solteras, programas de aptitud física para la comunidad y renovación de casas, entre otros. Y acaso esta es la única manera en que ellos llegarán a conocer a Jesús y a nuestra iglesia.
¡Unámonos en la Conspiración de la Compasión, que produce esperanza, a través de Norteamérica!
El pastor José Cortés Jr. es director asociado de la Asociación Ministerial y dirige Evangelismo, Plantación de Iglesias y Misión Global para la División Norteamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.