Dirige a los Discípulos a la Plantación de Iglesias
“Tienes mi vida”. La respuesta de Jesse me asombró. “¿Qué?”, fue todo lo que pude tartamudear. Así que él repitió su declaración: “Tienes mi vida”. Este joven adulto de 21 años acababa de hacer el primero de muchos compromisos que otros harían, aunque su declaración ciertamente fue más impresionante.
Estábamos recién comenzando una nueva iglesia que apuntaba a jóvenes adultos. Decidí tratar de plantar esta nueva iglesia, mi cuarta, de manera diferente. Sabríamos a qué apuntábamos al hacer discípulos aún antes de reunir un equipo. Primero investigamos las Escrituras para descubrir cómo son estos discípulos que Jesús nos manda a hacer. ¿Qué los hace discípulos verdaderos? ¿Cómo viven? ¿Cómo se comportan? ¿Qué hacen? ¿Y qué creen?
Finalmente, hubo tres temas que se hicieron evidentes. Los discípulos: (1) están enfocados en la misión; (2) buscan el crecimiento; y (3) abrazan a la comunidad. Nuestro mandato fue ser decididos en nuestro compromiso para con esos resultados de discipulado. No construiríamos un equipo, comenzaríamos un ministerio ni tomaríamos una decisión que no reflejara estos principios centrales del discipulado. Escribimos estos principios y preparamos unos volantes para compartirlos con las personas a las que entrevistaríamos (sí, entrevistaríamos) para ser parte del equipo que estaría edificando esta nueva iglesia.
Esto es lo que había compartido con la primera persona a la que entrevistamos, Jesse. Compartimos una visión de una iglesia que sería edificada en torno a la misión a la comunidad. Supliríamos sus necesidades; compartiríamos el evangelio en un lenguaje que ellos comprendieran; y seríamos la personificación de la declaración de misión de Jesús: “El Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido” (Mat. 18:11, RVR95). Estar enfocados en la misión significaba que estábamos creando una cultura de la “siguiente persona”: existimos como iglesia para la siguiente persona que entra por nuestras puertas y no conoce a Jesús.
Jesse aprendió que los buscadores de crecimiento están trabajando continuamente para mejorarse para la gloria y la misión de Dios, y apoyan a los demás para que hagan lo mismo. También aprendió que los miembros son llamados a compartir el don que recibieron para que otros puedan aceptar la membresía eterna a la familia de Dios; que estaríamos compartiendo ese viaje con él, de crecer y llegar a ser un discípulo fuerte; y que él haría lo mismo por otras personas. Juntos exploraríamos que podría hacer la excelencia, en todas las áreas de la vida, para darle honor a Dios, y creceríamos todos juntos como una familia espiritual. Hablamos sobre la oración de Jesús de que su pueblo esté unido; de que no estábamos iniciamos un club social ni un lugar genial donde pasar el rato, sino que estábamos construyendo una familia amante al estilo de Hechos 1 y 2. “Hermano” y “hermana” no sería apodos asignados con liviandad, sino que serían conceptos que viviríamos como una realidad. Amarnos unos a otros es la prueba más poderosa de que Dios estaba trabajando en esta iglesia, así que daríamos todo de nosotros para llegar a ser una familia unida. Para nosotros era evidente que ir a la iglesia dos horas a la semana nunca llevaría a lo que Jesús quería para nosotros. Nos reuniríamos en grupos durante la semana, construiríamos amistades, y hasta buscaríamos maneras de realizar nuestros ministerios en forma conjunta.
Jesse compartió con nosotros cómo había sido criado en una iglesia más grande, pero nunca le habían pedido que se involucrara. Su entusiasmo por la iglesia era casi inexistente. Por el contrario, en su “vida real” era excepcionalmente creativo: era un artista y productor cinematográfico apasionado y talentoso. Fue aquí que le hice la pregunta que llevó a su respuesta increíble:
–Jesse, es evidente que Dios te ha bendecido con dones increíbles. Nos has oído describir este tipo de iglesia diferente que Dios nos está guiando a comenzar. ¿Estarías dispuesto a usar tus dones para glorificar a Dios y ayudarnos a construir esta iglesia?
–Tienes mi vida.
Y esta no fue una declaración vacía. Él llegó a ser un miembro clave de nuestro equipo de liderazgo. Junto con su encantadora esposa lanzaron nuestros programas y clase de escuela sabática para jóvenes. Trajeron personas nuevas a nuestra familia. Iniciaron las reuniones de oración más poderosas en las que haya participado alguna vez. Lideraron nuestros esfuerzos en una universidad importante cercana. Y llegaron a ser los pastores de otro servicio de adoración en otra zona de la ciudad. Dios realmente obtuvo la vida de Jesse aquel día, y cada día desde entonces.
Multiplicación orgánica
Este es el método divino de multiplicación orgánica. Una vida transformada a su semejanza que, entonces, ayuda a otros mientras el Espíritu Santo dirige su transformación. Jesús pasó años invirtiendo en las vidas de su pequeño equipo de discípulos. Al crecer, fueron enviados a las ciudades y los pueblos para preparar a esas personas para su llegada. Eventualmente, llenos del Espíritu prometido, lideraron la nueva iglesia. Y aquellas iglesias establecieron más iglesias.
· Los miembros comparten con futuros miembros.
· Los discípulos hacen futuros discípulos.
· Los líderes desarrollan futuros líderes.
· Las iglesias plantar futuras iglesias.
Los líderes de la iglesia actual deberían comprender estos principios, y estar preparados para equipar a sus miembros para hacer de esto una realidad. El proceso completo obra como un sistema colaborativo. Si se ignora uno de estos principios, el sistema completo se relentece hasta detenerse. ¿Alguna vez te preguntaste por qué la gran mayoría de nuestras iglesias en Norteamérica se han estancado o están achicándose? Es porque hemos abandonado uno o más de estos principios de multiplicación orgánica, o hemos intentado reemplazarlo con uno de los miles de programas creados por mentes humanas, que dicen ser la respuesta a todos nuestros problemas.
Steve y Melissa Leddy trabajaron juntos en el ministerio por 23 años. Steve es el director de Evangelismo y Plantación de Iglesia en la Conferencia de Potomac. Fundó la Escuela de Liderazgo Adventista y Plantación de Iglesias (ELAPI), que brinda entrenamiento a adultos jóvenes sin experiencia ni educación en el ministerio; el Instituto de Plantación de Iglesias (IPI) para pastores y líderes laicos; Plantación de Iglesias (PDI) para pastores y líderes laicos; y Aliados en Misión (AEM), que es un programa de entrenamiento de discipulado y eficacia de la misión para iglesias nuevas y existentes.
Este artículo es un extracto del libro Multiplica, recientemente disponible. El libro Multiplica es un regalo de la Asociación Ministerial de la División Norteamericana para todos los pastores y pastores laicos voluntarios. Para obtener el libro sin costo, comuníquese con el director ministerial o el secretario de su conferencia.